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PUNTO DE FUGA

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La tierra de Dios

Paulina Sánchez September 14, 2017

La ciudad que despierta entre el bullicio acelerado, colores y olores que el sol intensifica. Curiosa bienvenida a la tierra de Dios, dulce como dátil, callejones que viven entre edificios de arena con interiores extraídos de la imaginación divina. El juego entre sombras y luces cede al final del laberinto, en la gran plaza, que canta, en volumen alto pero sin ser ensordecedor, la hora para orar.  

Los muros de los raids se vuelven fortalezas que conservan impecable la calma, acechada por la gran ciudad. La paz llega con el susurro de las fuentes y, un ave entra por el centro abierto siguiendo el rayo de sol que toca el piso.

El Chaltén, Laguna de los tres

El lugar prometido

Paulina Sánchez September 14, 2017

Después de tres días de imparable lluvia, por fin había un pronóstico de tiempo favorable en El Chaltén. Era cuatro de mayo, ocho horas de la mañana, el sol aún no iluminaba las calles, el pueblo que parecía muerto los días anteriores comenzaba a resucitar. Todos los huéspedes que acogía la pequeña localidad, la cual presume orgullosamente de casi llegar a los dos mil habitantes, empezamos a salir como murciélagos de sus cuevas, abrigados y con vestimenta propia para la aventura, algunos más sofisticados y profesionales que otros, pero con el entusiasmo en común por llegar al lugar prometido.

La primera parada obligada era en la única panadería del lugar, con su gran letrero en el que se leía “Los Salteños”. Una vez que se entraba en la choza se podía escuchar un alboroto de las personas formadas, algunas mencionaban que harían menos tiempo del calculado oficialmente, otros contaban sus experiencias en trekking en lugares diferentes y también estaban los silenciosos que miraban impacientes a la niña que atendía y que estaba hecha un lío con los precios de las cosas y el cambio que debía devolver al señor del billete de quinientos. Por fin tocó mi turno, un par de medias lunas recién horneadas, calientitas, con un olor fabuloso que me apresuraba a comerlas. 

Ya en la ruta la cosa no fue fácil, había llovido suficiente para dejar el sendero lleno de barro (lodo), con trabajos llegamos al primer kilómetro, la gente empezaba a detenerse para quitarse la chamarra más grande, tomar un poco de agua y revisar que sus mochilas estuvieran en orden. Solo faltaban nueve kilómetros más.  

No importaba si eras de los sofisticados ode los de zapatillas (tennis) a todos el barro batía por igual. Fueron tres horas saltando de piedrita en piedrita, resbalando y caminando entre pequeños riachuelos. En algún momento perdí el camino y pregunté a uno de los guardabosques que abría con una pala un agujero para que el agua pudiera salir de una ruta: -¿Cuál es el sendero correcto? - a lo que me respondió - El que no se ve porque lo cubrió por completo el lago de allá, así que puedes rodear por el bosque - 

Ahora el reto era, no solo sobrevivir a los obstáculos, también no perderme y poder encontrar de nuevo la ruta adelante. Tres horas más tarde llegaba al kilometro número nueve, en donde había un gran letrero que informaba al senderista el inicio de la parte más difícil de la ruta: La pendiente. “Calcule desde aquí su tiempo de regreso, si su condición física no está en óptimas condiciones absténgase de subir”. Teniendo en cuenta que el único ejercicio que he realizado en toda mi vida fue hace unos meses para intentar llegar en óptimas condiciones a la boda de mi hermano mayor, debí tomar ese anuncio con más seriedad. La subida me dejó sin aliento, después de unas treinta paradas para poder respirar, veinte veces de decirme a mi misma que faltaba poco con un animado ¡vamos! y doce preguntas a las personas que encontraba en el camino para estimar mi tiempode arribo, ahí estaba, el lugar prometido, el lugar perfecto

Ojos Azules que me vieron partir

Paulina Sánchez September 20, 2016

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Day 14 . Twenty thousand tiles tell Portugal City’s history, a convent standing silent at the feet of the new building. São Bento Station, in Oporto, is a place with nostalgic charm. It is worth to enjoy every detail in its interior, and every scene that is jealously kept in its tiles. Once you finish enjoying the first room, you can access the tracks and watch the cute dome that protects the trains. 

Día 14 . Veinte mil azulejos que cuentan la historia de la ciudad de Portugal, un convento que guarda silencio a los pies de la nueva edificación. La estación de São Bento en Oporto es un lugar con encanto nostálgico, vale la pena disfrutar de su interior, de cada detalle y escena que conservan sus azulejos celosamente. Una vez que terminen de deleitarse con la primera sala pueden ingresar a la zona de vías y descubrir el grandioso domo que resguarda a los trenes.

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